jueves, 23 de junio de 2011

Derramamiento de sangre; injusticia presidencial (reproduccion)

Por este medio me permito reproducir integramente y sin con su autorizacion, este texto escrito por mi hermano Omar Mora Mendoza, me atrevo a hacerlo porque se que es el sentimiento de muchos hermanos aca afuera y merece una difusion mayor a unas pocas etiquetas en facebook.


Justo a las 21: 32 de este jueves, derramo un par de lágrimas en mi cena. Y es que ese frío televisor de 30 pulgadas me muestra la impotencia y la tristeza de una mujer que ha visto morir a dos de sus hijos y un par más ha desaparecido. Ellos cinco, son sólo parte de una cifra que asciende a más de 40 mil asesinados en una guerra en la que sólo hay un bando, pero litros de sangre y más litros aún de lágrimas derramadas.

El dos de octubre, es un día de luto nacional por la muerte de centenares de estudiantes que fueron asesinados en Tlatelolco allá por 1968. Sin embargo, en la actualidad cada día es de luto nacional, porque decenas y decenas de muertos, víctimas de la delincuencia y de la ineptitud gubernamental mueren o son torturados y alejados de sus familias.

El derramamiento de sangre ya se ha convertido en algo normal desde el 2006, y es que el hombre que tomó el poder de la nación en el 2006, no solamente ha saqueado al país de manera financiera, sino que ha saqueado a México con vidas. Está seguro de que su estrategia es la adecuada y no le importa recibir las críticas, sería interesante saber si sería tan valiente a la hora de recibir todas las balas que se han disparado en su mandato.

Asegura sentir profunda tristeza por los integrantes del ejército que han muerto, pero olvida que es el mismo ejército quien ha matado niños y familias enteras en retenes, disparando a sangre fría sin importar quién vaya adentro.

Afortunadamente, el poeta mexicano Javier Sicilia ha actuado como unificador de causas, y no sólo de las personas que han marchado por buena parte del territorio mexicano, sino de muchos que como él, pensamos que la violencia no ayuda en nada, y que defender la autonomía como persona puede realizarse de manera pacífica sin que haya daños colaterales. La muerte de su hijo lo ha impulsado a buscar justicia para todas las víctimas de un hombre que nunca debió estar como presidente.

Es momento de que la nación despierte, no de levantarse en armas, pero sí de levantar la voz, y de cambiar la idiosincrasia de uno mismo.


Es momento de que no sólo un poeta mexicano sea escuchado, sino que todos los millones de mexicanos alcemos el puño y ofrezcamos soluciones, porque esta nación no es de un hombre enfermo de poder y que ha generado violencia y se ha llevado a la tumba a miles, esta nación es de quienes intentamos hacer un México mejor cada día y de quienes exigimos que se nos respete, que se cumplan los derechos humanos y de que, sobre todas las cosas exista la justicia en todo Méxiico. Dejemos de ser un país recordado por antiguas culturas y por templos antiguos, comencemos a ser una nación que en el presente lucha por una verdadera libertad y que exige derecho por medio de métodos pacíficos y no por medio de asesinatos que se suman a una cifra infinita. Luchemos con el pensamiento, dejemos las balas y las armas y luchemos por nuestro país.

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